En las primeras horas
del 5 de junio, las pantallas del radar israelí indicaron la aproximación de
aviones egipcios y de unidades acorazadas que avanzaban hacia la frontera de
Israel. Las I.D.F. ya estaban preparadas. Al mando del Comandante General
Itzjak Rabin habían sido movilizadas a partir del 20 de mayo, para hacer frente
a los masivos Ejércitos árabes que cubrían las fronteras.
Aquella mañana, las
Fuerzas Aéreas de Israel, al mando del general de brigada Mordechai Hod,
efectuaron un ataque de descubierta con objeto de destruir la aviación egipcia
y sus aeródromos. En vuelo casi rasante, en plano inferior a las pantallas de
radar egipcias, los aviones israelíes destruyeron eficazmente a las Fuerzas
Aéreas egipcias. A pesar del elevado grado de alerta, los egipcios fueron
cogidos por sorpresa.
En menos de tres horas,
quedaron destruidos en tierra 391 aparatos más otros 60 derribados en combate
aéreo, mientras que Israel perdía sólo 19, algunos de cuyos pilotos fueron
hechos prisioneros. Esta brillante operación aérea proporcionó a Israel una
total superioridad en el aire y a continuación las Fuerzas Aéreas judías
pudieron, con toda tranquilidad, apoyar las operaciones de tierra que
siguieron.
A las 8 de la mañana del
día 5 de junio, mientras que las Fuerzas Aéreas de Israel destrozaban el
poderío bélico árabe, el Mando Sur de Israel, a las órdenes del general de
brigada Yeshayahu Gavish, avanzó con sus tropas sobre los Ejércitos egipcios
del Sinaí. Se enfrentaban a 7 divisiones egipcias, incluidos unos 1.000
tanques, estaba compuesto por tres cuerpos divisionarios a las órdenes del
general de brigada Israel Tal, en el sector Norte, general de brigada Abraham
Yoffe, en el sector Central y general de brigada Ariel Sharon, en el sector
Sur.
El más fuerte ataque de
la lucha corrió a cargo de la brigada S, que aprovechó la rotura del frente
para acometer con ímpetu las bien defendidas posiciones de Sheich Zuwayd y El
Jiradi para alcanzar El Arish en la noche del 5 de junio. La otra ruptura
importante del frente egipcio se llevó a cabo por las fuerzas divisionarias
combinadas de Yoffe y Sharon. El grupo de Yoffe avanzó por una zona totalmente
desértica y se adentró profundamente en una posición situada al Norte de la línea
Nizanah-Abu Ageila, en la retaguardia de las posiciones defensivas egipcias. En
la mañana del 6 de junio, estas fuerzas se hallaban sólidamente establecidas y
atrincheradas en la zona de Bir Lahfan, dominando la carretera de Abu
Ageila-Bir Lahfan, también en la retaguardia de las fuerzas egipcias.
Mientras tanto, la
división de Sharon efectuó una operación de descubierta, en plena noche,
atacando las principales posiciones egipcias de Umm Kataf y tomando el cruce de
Abu Ageila.
Al mismo tiempo una
brigada de paracaidistas transportada en helicópteros, era desembarcada cerca
de los emplazamientos de las baterías egipcias de Umm Kataf y Abu Ageila, y las
destruía.
Por otra parte, las
fuerzas de Israel, tras haber roto el frente en Khan Yunis, se desplegaron
hacia el Norte para luchar contra las fuerzas palestinas y egipcias de la
franja de Gaza. Tras la captura de Deir al-Balah, fuerzas de infantería y
paracaidistas, tras dura batalla, capturaron la colina de Alí Muntar que
dominaba la ciudad de Gaza.
-El primer día:
Jerusalén y el frente jordano
En la mañana del 5 de
junio, el Gobierno de Israel envió un telegrama, en el que advertía al rey
Hussein que Israel no tenia la menor intención hostil hacia Jordania, y que,
siempre que reinara la tranquilidad en la frontera jordano-israelí, su país no
sufriría ningún daño. Sin embargo, el rey Hussein no estaba enterado de la
terrible derrota sufrida por la aviación egipcia aquella misma mañana.
Hussein recibió
información falsa a través del general Amer, comandante jefe de las Fuerzas
Armadas Egipcias. Años más tarde Hussein escribiría: "El mariscal Amer nos
informó que la ofensiva aérea israelí continuaba; sin embargo, el mensaje fue
enviado 40 minutos después de empezar los ataques y añadía que los egipcios habían
destruido el 75% de la aviación judía. La misma comunicación nos informaba que
los bombarderos egipcios habían contraatacado mediante un aplastante asalto a
las bases de Israel. Amer continuaba diciendo que las fuerzas de tierra
egipcias habían penetrado en territorio de Israel por el Negev. Estos informes
contribuyeron en gran medida a sembrar la confusión y a deformar nuestra
apreciación de la situación. En tales momentos, cuando nuestro radar indicaba
que unos aviones volaban desde Egipto a Israel, no tuvimos ninguna duda de
cuanto se nos decía. Sin embargo, eran bombarderos israelíes que regresaban a
sus bases judías después de cumplir su misión en Egipto".
Basándose en esta
información, el rey Hussein decidió aquella mañana hacer honor a su pacto con
Nasser, y sus fuerzas establecieron una nutrida barrera de fuego a lo largo de
las líneas de armisticio, bombardeando poblados y ciudades israelíes, incluso
las afueras de Tel-Aviv.
Los efectos más
intensos del bombardeo jordano se dejaron sentir en Jerusalén, donde los obuses
causaron muchas bajas. La brigada Jerusalén israelí contraatacó y expulsó a la
Legión Árabe de sus posiciones, conquistando cierto número de posiciones entre
las que se incluía el poblado de Sur Bahir, en la carretera de Belén. Mientras
tanto, una brigada acorazada de reserva irrumpió en las posiciones jordanas al
Norte del pasillo de Jerusalén, tomando las posiciones muy fortificadas de
Sheij Abdal-Aziz y Maaleh ha-Hamishad.
Otro grupo de fuerzas
rompió la línea en Beit Iksa. Estas tropas se desplegaron a continuación sobre
terrenos elevados al Norte del pasillo de Jerusalén ocupando las posiciones
jordanas de Biddu y Nabi Samwil, para después alcanzar la carretera principal
que se extendía desde el Norte a Jerusalén, en Tell al-Fur, al Sur de Ramallah.
A mediodía del 5 de
junio, los aviones de Israel, tras haber regresado de Egipto, bombardearon dos
aeródromos jordanos en Ammán y Mafraq.
En la noche del 5 al 6
de junio, una brigada de infantería atacó el enclave de Latrun, conquistando el
pueblo y el puesto de policía, para avanzar luego hacia las colinas de Judea,
al Oeste, y a lo largo de la carretera de Beit Horon, con el propósito de
enlazar con la brigada acorazada en las puertas de Ramallah. El Manco Central,
a las órdenes del general de brigada Uzi-Narkiss, quedó así circunscrito a
Jerusalén y desarrolló su ataque hacia el Sur de la ciudad. Al mismo tiempo,
con una brigada acorazada seguida de una brigada de infantería de Marina, el
Mando Central tomó las cotas dominantes que se alzaban al Norte del pasillo, y,
acto seguido, continuó avanzando hacia el Este para cortar el enlace de las
fuerzas jordanas con base en Jerusalén con las situadas más al Norte, en
Samaria.
En esta etapa, una
brigada de paracaidistas de reserva, al mando del coronel Mordechai Gur, se
unió al Mando Central y se lanzó a la lucha, en la noche del 5-6 de junio,
contra las posiciones jordanas sumamente fortificadas, que protegían el Noreste
de Jerusalén.
La batalla más
encarnizada tuvo lugar en la Escuela de Policía. La brigada sufrió muchas bajas
antes de conseguir romper la línea del frente. Esto permitió que los
paracaidistas tomasen los distritos conocidos como Sheij Jarrah y la Colonia
Americana, así como la zona del Museo Rockefeller y restablecer el enlace
directo con el enclave israelí del monte Scopus, que había permanecido aislado
de Israel, por las fuerzas jordanas, durante los últimos 20 años.
Al día siguiente, 6 de
junio, a las doce y cuarto de la noche, el general egipcio Riad, a quien había
designado el rey Hussein para mandar sus tropas, ordenó que las fuerzas
jordanas de la Ribera Occidental entrasen en combate. El Mando Norte de Israel,
a las órdenes del general de brigada David Elazar, participó en la batalla
contra la Legión Árabe, atacando desde el Norte con una brigada acorazada
apoyada por infantería. Irrumpió en territorio ocupado por Jordania en la
Ribera Occidental, a lo largo de dos ejes de avance en el área general de
Jenin. En esta zona se libró una lucha entre blindados, reforzadas las fuerzas
jordanas acorazadas con los contingentes de la zona del valle del Jordán.
Finalmente, un contraataque israelí aplastó toda oposición jordana.
Tras 24 horas de lucha,
las fuerzas israelíes del Mando Central y Norte convergían desde el Sur, Oeste
y Norte de la Ribera Occidental frente a una dura oposición jordana.
-El segundo día:
Frentes simultáneos
El segundo día
contempló a las fuerzas del general Tal en el sector Norte del frente del Sinaí
desplegándose desde El Arish, mientras una columna continuaba su avance a lo
largo de la carretera de la costa en dirección Oeste, hacia el Canal de Suez, y
otra avanzaba hacia el Sur, tras librar unos duros combates de tanques para
tomar el aeródromo de El Arish, atacando las posiciones egipcias de Bir Lahfan,
encontrándose con las fuerzas del general Yoffe.
La fuerza de choque de
Tal prosiguió hacia el Oeste, por la carretera principal a Suez, mientras que
la de Yoffe se movía hacia el Sur. Las tropas de Sharon siguieron operando en
el área general de Umm-Kataf-Abu Ageila, y hacia el Sur con dirección a El
Kusseima. Al mismo tiempo, una brigada de infantería de reserva, reforzada por
blindados y paracaidistas, atacó la ciudad de Gaza que fue ocupada tras una
lucha sumamente encarnizada; así la franja de Gaza ya estaba en manos de los
israelíes. Mientras tanto, se estaba librando una feroz batalla al Este de
Jerusalén. Al Norte de la ciudad, la Brigada Acorazada se reserva siguió
combatiendo para despejar el área que se extendía entre Jerusalén y la ciudad
de Ramallah, cruce vital de carreteras para el desarrollo de operaciones en la
Ribera Occidental de Jordania.
Todo el sinuoso terreno
situado al Norte del pasillo de Jerusalén se hallaba también en manos de las
I.D.F., pudiendo con ello proseguir su avance hacia el Norte. Ramallah se
rindió. Por otro lado, las fuerzas del Mando Norte continuaban presionando
hacia el Sur, en dirección al centro de la Ribera Occidental. Una columna de
infantería atacó desde el Oeste, conquisto Kalkiliya y alcanzó El Azzun.
Finalmente, los tanques tomaron Jenin a mediodía del 6 de junio, y la brigada
que tomó la ciudad prosiguió su marcha hacia el Sur para sostener duros
combates en el cruce de carreteras de Qabatiya.
Otras tropas israelíes
alcanzaron la carretera de Tubas-Nablus y se enfrentaron con los blindados
jordanos. A medianoche, las fuerzas israelíes renovaron su ataque, ocuparon
Tubas y siguieron avanzando hacia el puente de Damiya, en el río Jordán, con lo
cual quedó bloqueada la zona Norte de la Ribera Occidental para recibir
posibles refuerzos procedentes de Jordania Oriental.
-El tercer día: Toma de
la Ciudad Vieja de Jerusalén
El 7 de junio,
miércoles, iba a ser uno de los días más memorables en la historia de las armas
judías. Aquella mañana, Gur dictó las órdenes oportunas para conquistar la
Ciudad Vieja de Jerusalén, que para entonces se hallaba ya completamente
rodeada por las tropas israelíes, que ocupaban todas las alturas que dominaban
la histórica ciudad.
Se eligió como punto de
ruptura la Puerta del León, conocida también con el nombre de Puerta de San
Esteban. Allí se entablaron duros combates.
A pesar de que las
fuerzas de Israel habían evitado atacar los Santos Lugares, los árabes
utilizaron la mezquita de El Aksa como puesto de tiro y toda la zona
perteneciente al Monte del Templo como lugar de municionamiento, haciendo caso
omiso a las protestas que en tal sentido hicieron el gobernador jordano de
Jerusalén y las autoridades religiosas musulmanas. La zona quedó liberada
rápidamente con mínimos daños en los Santos Lugares, y a las diez y cuarto de
la mañana se izó la bandera de Israel sobre el Monte del Templo y el Muro de
las Lamentaciones, poniendo fin a la división de Jerusalén; una vez más, estaba
en manos judías.
En toda Israel y en
todo el mundo judío se sintió un estremecimiento de emoción cuando, por primera
vez en 20 años, el rabino militarizado Goren hizo sonar el "shofar"
ante el Muro, el lugar más sagrado de todo el orbe judío.
Probablemente,
Jerusalén hubiese caído sin lucha, como resultado de un simple asedio, pero
siempre existía la posibilidad de que surgiera alguna resolución del Consejo de
Seguridad que hubiese "congelado" la situación estando la ciudad
todavía dividida.
Las fuerzas blindadas
que habían tomado Ramallah continuaron su avance hacia Jericó, mientras que la
columna que progresaba en su marcha desde Nablus enlazó con las que llegaban
desde Ramallah para, a continuación, desplegarse en dirección al río Jordán. Al
mismo tiempo, la brigada Jerusalén siguió su marcha hacia el Sur, tomando Belén
y Hebrón, que se rindieron sin disparar un sólo tiro, y asimismo volvieron a
ocupar Kfar Etzion, el grupo de colonias judías que había caído anta la Legión
Árabe en 1948. Toda la Ribera Occidental se hallaba en manos judías.
En el Sur, las fuerzas
navales que navegaban por el golfo de Akaba, tomaron Sharm el-Sheij y abrieron
los estrechos de Tirán.
Una vez más, la libre
navegación quedaba restablecida a través de los estrechos para entrar y salir
de Israel; mientras tanto, la carrera a través de las arenas del Sinaí estaba
llegando a su fin cuando tres divisiones de Israel avanzaban para intentar
aislar a las fuerzas acorazadas egipcias en el centro del Sinaí e impedir así
que pudieran retirarse hacia el Canal de Suez. Las fuerzas del general Tal
tomaron la base militar egipcia de Bir Gafgafa, donde resistieron el último y
fuerte contraataque por parte de los egipcios. Las tropas de Yoffe conquistaron
Bir Hassneh y se lanzaron hacia el Paso de Mitla, con objeto de bloquearlo ante
la retirada de las fuerzas acorazadas de Egipto.
Así se montó una enorme
trampa para los egipcios. Las defensas egipcias en la zona de El Kusseima, Abu
Ageila y Kuntilla se derrumbaron ante el arrollador avance de las fuerzas de
Sharon hacia Nakhl, que procedieron sistemáticamente a destruir a todas las
unidades egipcias que trataban de retirarse.
En el cuarto día de
lucha, las fuerzas del general Tal llegaron a Kantara, en el Norte, e Ismailia,
en el centro, y enlazaron a lo largo de la orilla del Canal de Suez, parte de
las tropas de Yoffe avanzaron en dos puntas de lanza hacia la ciudad de Suez y
en dirección al Lago Amargo, mientras que otra parte de sus tropas partía hacia
el Sur hacia Ras Sudat, en el golfo de Suez. Las fuerzas de Israel se desplegaron
en abanico hacia el Sur, a lo largo del golfo de Suez, en dirección a Abu
Zenima, donde enlazaron con los paracaidistas que se habían lanzado sobre Sharm
el-Sheij y proseguían su marcha hacia el Norte.
Los desesperados
intentos egipcios para romper el frente quedaron anulados por el ataque de las
fuerzas acorazadas y, sobre todo, a causa de las operaciones magistrales
llevadas a cabo por las Fuerzas Aéreas judías, con lo cual el Paso de Mitla se
convirtió en un inmenso cementerio militar egipcio.
Se izó la bandera de
Israel en todo el Canal de Suez, y las fuerzas egipcias, que sólo cuatro días
antes habían amenazado con destruir a Israel, se encontraban en desordenada
retirada.
Habían perdido los dos
tercios de sus 450 aviones de combate y dejado atrás enormes cantidades de
equipo entre el que figuraba unos 800 tanques.
Cuando el Consejo de
Seguridad de la O.N.U., tras cuatro días de reuniones, adoptó finalmente una
resolución de alto el fuego, Israel fue la primera en aceptarlo, siempre sobre
una base de reciprocidad. Pronto lo hizo también Jordania. En un principio,
Egipto lo rechazó, pero al cabo de 24 horas lo aceptó, cuando el 8 de junio,
jueves, se hizo evidente para sus líderes que la derrota era absoluta. Israel
dominaba totalmente los cielos, Egipto se hallaba al borde de un colapso
militar, y sin duda alguna no había nada que impidiera a las I.D.F. cruzar el
Canal y continuar avanzando hacia El Cairo. Nasser dijo más tarde:
"Carecíamos de defensas en el lado Oeste del Canal de Suez. Ni un sólo
soldado se hallaba entre el enemigo y la capital. Estaba totalmente abierta la
carretera de El Cairo. La situación egipcia era como la de los ingleses en
Dunkerque.
-El quinto y sexto
días: Ocupación de los Altos del Golán
El Líbano, aunque se
unió al general clamor que exigía la guerra, no había tomado parte activa en la
lucha durante los días precedentes. Por otra parte, Siria, el más inmediato
instigador de la acción bélica y su más decidido defensor, había bombardeado
intensamente los poblados de la frontera e intentado, sin resultado, capturar
uno de dichos poblados, el kibbutz Dan.
Excepto los ataques
realizados contra sus Fuerzas Aéreas y aeródromos, Siria no había sufrido los
efectos de la lucha armada. El 9 de junio existía la posibilidad de que el país
árabe que había promovido la guerra fuera el único que la terminara sin ser
derrotado. Esto hubiese tenido un fatal resultado: dejar a las colonias judías
del valle aún más vulnerables que antes. Cuando Siria rechazó el alto el fuego,
el Gobierno de Israel decidió aprovechar la oportunidad. Las intimas relaciones
que existían entre Moscú y Damasco parecían presagiar, en cierto modo, el
riesgo de una intervención directa de Moscú; sin embargo, la mayoría, creía
que, si se conseguían rápidos resultados, tal intervención sería físicamente
imposible y, tras los hechos consumados, la presión de los Estados Unidos
contendría a la U.R.S.S.
Así en la mañana del 9
de junio, viernes, las fuerzas de Israel, libres ya de otros frentes y tras haber
destruido la aviación siria, asaltaron las posiciones artilleras sirias. A
mediodía, las I.D.F. atacaron al Ejército sirio en los Altos del Golán. A lo
largo de toda la línea, los sirios gozaban de enormes ventajas tácticas y
topográficas, ya que se hallaban en la cima de una colina rocosa, cuya
conquista, incluso escalándola, era difícil en cualquier circunstancia. Habían
fortificado sus posiciones durante años a un coste enorme. Evidentemente,
después de cuatro días de lucha, no era posible ningún ataque por sorpresa.
El principal punto de
ruptura se eligió en el sector Norte del frente sirio, en la zona de Tel
Azaziyat, el punto más septentrional del sistema sirio de fortificaciones. Una
brigada de infantería y otra acorazada de reserva se encargaron de la parte más
peligrosa del ataque. La infantería tuvo que avanzar combatiendo de una a otra
posición, casi siempre cuerpo a cuerpo. El choque más fuerte tuvo lugar en Tel
Fakhr. Las bajas fueron numerosas por ambos bandos. Las fuerzas acorazadas, finalmente,
alcanzaron su objetivo con los dos únicos tanques intactos de todo un batallón.
Una columna de fuerzas
blindadas avanzó y tomó Banias, y mientras que el grupo que había roto el
frente progresaba con suma rapidez hacia Mansura y Kuneitra, otra columna a las
órdenes del general de brigada Elad Peled, que anteriormente había operado en
la Ribera Occidental, atacó en la zona de Tawfiq; se lanzaron los paracaidistas
desde helicópteros sobre las líneas enemigas y a bastante profundidad en
territorio sirio. Otra unidad acorazada avanzó a través de Darbashiya; y a las
dos y media de la tarde del sábado, día 10 de junio, 24 horas después de
haberse iniciado la batalla, la ciudad de Kuneitra caía en manos de las I.D.F.,
que en tales momentos ya se hallaban sólidamente establecidas en los Altos del
Golán.
El peligro que
entrañaban los bombardeos sirios contra los poblados de Israel había sido
eliminado. Las fuerzas del Norte, al mando del general Elazar, suspendieron las
operaciones cuando los sirios; oyendo los estampidos de las piezas artilleras
israelíes, ya desde Damasco; aceptaron al fin el alto el fuego ordenado por las
Naciones Unidas, que se estableció inmediatamente a todo lo largo de las líneas
alcanzadas por las fuerzas de vanguardia. Precisamente entonces, las fuerzas de
las I.D.F. se encontraban ya en la carretera de Damasco.
-Resultados de la
guerra
En menos de seis días;
a un coste para Israel de 778 muertos y 2.586 heridos, muchos de ellos
oficiales, y 17 prisioneros, en su mayoría pilotos que más tarde fueron
canjeados, y a un precio para los Ejércitos árabes de unos 15.000 muertos y
6.000 prisioneros, más un gran número de desaparecidos.
Israel actuando sola,
había derrotado a tres de sus vecinos, apoyados por numerosos países árabes en
lo que se recordaría como una de las campañas militares más rápidas y de mayor
éxito de la época actual. Habían sido destruidos más de 400 aviones árabes, de
éstos unos 60 en el aire, y capturados unos 800 tanques, algunos de ellos
completamente destruidos.
El valor del equipo
militar perdido por los árabes durante la Guerra de los Seis Días ascendía a
más de 1.000 millones de dólares, valor que constituía aproximadamente el 70%
del equipo pesado de tres Ejércitos árabes. La unidad, cohesión, disciplina y decisión
del pueblo de Israel se unieron en perfecta simbiosis con la explosión sin
precedentes de identificación y simpatía de los judíos del mundo entero, así
como la ayuda de los no judíos de otros muchos países.
Israel, al final de la
corta guerra, poseía 68.672 km2 de territorio que antes se hallaban en manos de
los árabes o lo que era igual a unos 1.115 km2 en los Altos del Golán, 5.870 en
Judea y Samaria (Cisjordania), 360 en la franja de Gaza, y 61.175 en la
península del Sinaí.
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