Es el movimiento
nacional del pueblo judío que tiene como fin el regreso de los judíos a la
tierra de Israel, su patria de origen, con el objetivo de constituir una
entidad política independiente, un Estado-nación.
El Sionismo toma su
nombre del hebreo Sión, que designa la colina de la parte Noreste de Jerusalén
sobre la que fue construida la ciudad y sobre la que se encontraba el templo de
Salomón, que llegó a ser el símbolo de esta ciudad santa, y es expresión creada
en 1886 por N. Birnbaun para caracterizar este movimiento judío mundial que
tenia como finalidad la reconstrucción de una patria nacional judía en
Palestina.
El Sionismo como
movimiento nacional judío se organizó en el último decenio del siglo XIX, y
tuvo dos fuentes fundamentales: la primera, de carácter permanente, la
corriente místico-religiosa, y la segunda, nacida en la Europa de finales del
siglo XIX, la corriente político-nacionalista.
Un factor que
contribuyó a la difusión del movimiento sionista en estos momentos fue la ola
de antisemitismo que se extendió principalmente por Europa Oriental y Central
desde 1880-1881 y las actitudes sociales contra los judíos en Alemania,
Polonia, Rusia y otros países, que plantearon de nuevo la cuestión de la vuelta
a Sión. Del horror de los pogromos (término que se utiliza para hacer
referencia a las matanzas emprendidas contra los judíos) surgió el sionismo
político que difunde y generaliza la idea de la necesidad del retorno del
pueblo judío a su hogar nacional, y así M.L. Lilienblum en 1881 hace, entre
otros, una nueva llamada de vuelta a la antigua patria judía.
El sionismo como
movimiento nacionalista y político aparece como el resultado de toda una
reflexión ideológica que se ha desarrollado a lo largo del siglo XIX para
definir, con los medios conceptuales de la época, el lugar de la identidad de
los judíos en el mundo moderno. Surge así el definitivo nacionalismo judío y su
formulación sionista, siendo este sionismo político la cristalización más
acabada de tal nacionalismo.
En esta situación,
apareció la figura y la acción del ideólogo principal del sionismo, Teodoro
Herzl, auténtico organizador del movimiento sionista, conspicuo representante
de la burguesía judía asimilada. Teodoro Herzl había nacido en Budapest el 2 de
mayo de 1860 en el seno de una familia rica y liberal, y pasó la mayor parte de
su infancia y juventud en Viena, en cuya universidad realizó sus estudios de
Derecho, par transformarse en periodista y escritor, siendo nombrado
corresponsal de prensa vienesa en París, y ofreciendo la imagen de un judío
asimilado y alejado de las inquietudes sionistas de su tiempo.
Aunque el antisemitismo
de la época le indignaba, fue el asunto Dreyfus lo que acabo de convencerle. En
1894, el capitán Alfred Dreyfus, un oficial judío del ejército francés, fue
acusado injustamente de traición, principalmente debido a la atmósfera
antisemita reinante. Herzl presenció como el populacho gritaba "Muerte a
los Judíos" en Francia, la cuna de la Revolución Francesa, y decidió que existía
una sola solución: La emigración masiva de los judíos hacia un país al que
pudieran llamar propio. Así, el Caso Dreyfus pasó a ser uno de los factores
determinantes en el génesis del Sionismo Político lo que influyó decisivamente
en sus ideas, transformándolo por completo en un defensor del sionismo; el
proceso de Dreyfus, su degradación y la situación consiguiente le acercaron
poco a poco hacia la idea sionista, y su convicción y sus actividades desde
entonces contribuyeron de manera definitiva a la organización del movimiento
sionista que llevó, más adelante, a la creación del Estado de Israel.
De acuerdo con su nueva
actitud y con la finalidad de dirigirse directamente al pueblo judío, a finales
de 1895 publicó en Viena el libro que seria decisivo en todo este proceso: El
Estado judío. Su tesis es sencilla: el antisemitismo, forma de odio racial, no
puede eliminarse más que por la reorganización de los judíos en un centro
autónomo, el Estado de los judíos; y su conclusión es que la nación judía debe
resurgir sobre un territorio propio, en Palestina.
Pero además de su
fuerza ideológica, T. Herzl fue ante todo un espíritu práctico y un hombre de
acción, y abordó la vuelta a Sión según el modelo de las campañas británicas de
colonización, estableciendo en su obra los instrumentos de la gran empresa
mediante la creación de dos grandes organismos: la "Society of Jews"
y la "Jewish Company". Lo que la primera prepare científica y
políticamente, la segunda lo ejecuta en la práctica; así la Sociedad establecerá
las bases políticas y culturales del Estado, y la Compañía aportará los medios
financieros prácticos para su creación.
La aportación esencial
de Herzl es la idea de la fundación de un Estado para el pueblo judío; su obra
es la expresión más sólida y consistente del pensamiento sionista que intenta
formular de nuevo la aspiración mística de un conjunto de comunidades judías de
la diáspora, en términos políticos unidos a la concepción moderna del Estado y,
a diferencia de los escritos sionistas precedentes, suscitó inmediatamente una
amplia corriente de interés y galvanizó a las masas judías de Europa Central y
Oriental.
La actividad de Herzl y
las reacciones provocadas por su obra animaron un vasto y creciente movimiento
nacionalista sionista que aglutinó las corrientes místicas con las tendencias
políticas en favor de la construcción de un Estado judío en Palestina. El
sionismo aparece ya como un movimiento político y nacional animado por las
iniciativas y acciones de Herzl hasta su muerte, en julio de 1904.
Así, en 1897 decidió
crear un medio de información y propaganda sionista a través del periódico Die
Welt, que establece un lazo de unión entre los grupos judíos dispersos de la
diáspora. Al mismo tiempo surgió la idea de la organización de un Congreso
Mundial Sionista que se reunió en agosto de 1897 en Basilea, al que asistieron
doscientos delegados de países de toda Europa, América del Norte y África del
Norte. El congreso elaboró un texto que puede considerarse como el documento
fundador del movimiento sionista, y que decía:
"El sionismo
quiere obtener, para el pueblo judío, la creación de un hogar reconocido y
garantizado por el derecho público en Palestina. Con este fin, el Congreso
considera el empleo de los siguientes medios:
1) El estímulo hacia la
colonización de Palestina por medio de los agricultores, los artesanos y los
trabajadores judíos.
2) La unificación y la
organización de todos los judíos en asociaciones locales y generales, en
conformidad con las leyes de los diferentes países.
3) El reforzamiento de
la identidad y de la conciencia nacional
judía.
4) Las gestiones para
obtener de los gobiernos el acuerdo que será necesario para permitir la
realización de los fines del sionismo."
En el Congreso de
Basilea se creó la Organización Sionista Mundial, que agrupaba a todas las
instituciones que en Palestina o en la diáspora apoyaban la creación del Estado
judío y que unían al conjunto del pueblo judío para realizar el programa del
Congreso, siendo el órgano supremo del movimiento sionista. Tenía su sede en
Viena y estuvo presidido por T. Herzl hasta su muerte. Die Welt se transformó
en el órgano oficial del sionismo.
Esta organización
celebró otros Congresos en los años sucesivos: en 1898 y 1899, en Viena, el
segundo y tercero; en 1900 el cuarto en Londres, y el quinto en 1901 también en
Viena, que organizó la Banca Nacional Judía y el Fondo Nacional Judío, y adoptó
el principio del rescate sistemático de la tierra en Palestina con la creación
del "Keren Kayemeth". El Fondo Nacional Judío se dedicó a comprar
tierras en Palestina y dejarlas aptas para el cultivo. Hoy en día se dedica
principalmente al desarrollo de infraestructuras para nuevos asentamientos y
continúa con sus actividades de forestación y mantenimiento de bosques.
Al mismo tiempo que
crecía con rapidez el movimiento sionista Herzl desplegó una intensa actividad
diplomática entablando negociaciones con los dirigentes de las potencias
mundiales (Turquía, Alemania, Rusia, Italia y el Vaticano) con el fin de
obtener el anhelado territorio que permitiera la construcción del Estado judío.
Con Gran Bretaña las negociaciones fueron más lejos y llegaron a proposiciones
concretas ofreciendo a los sionistas en 1902-1903 su posible establecimiento en
territorios de Sinaí, Chipre o Uganda.
En 1903 se celebró el
sexto Congreso, donde se discutió el ofrecimiento hecho por el gobierno
británico de un territorio en Uganda para el asentamiento judío, que tras
discusiones y enfrentamientos en su seno fue rechazado por la mayoría de los sionistas,
especialmente los euro-orientales, defensores del "no hay sionismo sin
Sión".
El movimiento sionista
es una realidad viva y fuerte en 1904, aunque con ocasión del sexto Congreso se
habían manifestado las diferencias existentes en el seno de la Organización, ya
latentes con anterioridad, que provocaron disensiones internas y la aparición
de diversas tendencias y corrientes dentro del sionismo. En el mismo año, 1904,
moría T. Herzl sin que hubiera surgido ningún sucesor que pudiera beneficiarse
de su prestigio. Sin embargo, dos nuevos dirigentes se van perfilando como los
representantes de dos tendencias distintas: I. Zangwill considerado
pro-occidental, y Jaim Weizmann, exponente del judaísmo ruso.
Pero el movimiento
sionista superó estas disensiones y todas las tendencias se mostraron de
acuerdo en el séptimo Congreso, celebrado en Basilea en 1905, al declararse
inquebrantablemente fieles al principio fundamental del programa original sobre
el establecimiento en Palestina de un hogar reconocido internacionalmente para
el pueblo judío.
A pesar de estas
diferencias internas, el sionismo es ya en los años anteriores a la Primera
Guerra Mundial la expresión política de un firme nacionalismo judío que
disponía de estructuras políticas, de órganos financieros y económicos, y que
se dirigía con clara decisión hacia su territorio histórico. En estos años
anteriores a la Gran Guerra las actividades sionistas se orientaron en una
doble dirección que habrían de desembocar más tarde en la creación del Estado de
Israel:
- Por un lado, la
colonización paulatina de las tierras de Palestina, con el progresivo
asentamiento de inmigrantes judíos, en su mayoría procedentes de Europa
Oriental y Central, que van a constituir el armazón social y colectivo del
futuro Estado de Israel.
- Y por otro, el
reconocimiento internacional con la obtención del derecho al establecimiento de
una "patria nacional judía" en Palestina, que le será concedida por
el gobierno británico mediante la Declaración Balfour en noviembre de 1917.
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