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miércoles, 18 de abril de 2018

LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA




Después de 2.000 años, el Estado de Israel renacía otra vez.





Al cabo de pocas horas y por boca del presidente Truman, los Estados Unidos fueron la primera nación del mundo que reconoció al Estado de Israel.

En el mismo momento en que los judíos de toda Israel bailaban por las calles, aviones egipcios de bombardeo despegaron rumbo a Tel-Aviv con ánimo de destruirla y los ejércitos del mundo árabe cruzaron las fronteras del recién nacido Estado.

Desde el Norte, Este y Sur llegaban los Ejércitos del Líbano, Siria, Irak, Transjordania y Egipto. Arabia Saudí envió una unidad que luchaba bajo mando egipcio, y, asimismo, el Yemen declaró la guerra a Israel. Sin embargo, no envió ningún contingente de tropas.

Los judíos se hallaban en situación muy precaria. Las fuerzas invasoras estaban totalmente equipadas con el armamento normal propio de un ejército regular moderno: artillería, tanques, vehículos blindados y transporte de tropas, además de ametralladoras, morteros y grandes cantidades de armas pequeñas. Por otra parte, disponían de un buen municionamiento, gasolina y petróleo. Egipto, Irak y Siria contaban con aviación. Como Estados soberanos no tenían dificultad alguna en conseguir el armamento que necesitaban a través de las vías normales de Gran Bretaña y otras potencias amigas.

Durante los primeros días de la guerra, los judíos no poseían artillería pesada y tanques, muchísimo menos, aviones. Sin embargo, en los días siguientes, recibieron algunos suministros de estas armas que ayudaron a que las cosas mejorasen. Entonces, ya podían actuar abiertamente como Ejército del Estado soberano de Israel, aunque las formalidades constitucionales que fundaban el nuevo Ejército sólo se completaron el 28 de mayo con la publicación, por parte del Gobierno provisional, del decreto de fundación de las Fuerzas de Defensa de Israel (I.D.F.).

Las dos organizaciones militares disidentes, Irgún y Stern, renunciaron a seguir con sus actividades independientes y decidieron unirse a las Fuerzas de Defensa de Israel, excepto en Jerusalén, ciudad que se encontraba bajo un gobierno militar, todavía no incorporado al Estado. Sus unidades de Jerusalén al fin fueron disueltas en el mes de septiembre, obedeciendo a un ultimátum de las I.D.F.

Invadida por todas partes, Israel tuvo que enfrentarse súbitamente con el estallido de mil incendios e intentar resolverlo todo con los escasos medios de que disponía. Numerosos puestos de Galilea y del Negev se encontraban aislados, expuestos por los cuatro costados a los ataques árabes, por lo que sólo podían confiar en sus armas insuficientes y en su tenacidad para evitar la derrota. El Ejército apresuradamente movilizado se vio obligado a emprender una acción ofensiva con objeto de desalojar al enemigo de sus posiciones clave, bloquear el avance de sus columnas y acudir, al mismo tiempo, a cubrir huecos en las defensas del país.
En el Sur, las fuerzas egipcias se lanzaron hacia delante desde sus puestos de vanguardia en el Sinaí y cruzaron la frontera. Atravesando un territorio densamente poblado por los árabes, una columna avanzó por la carretera de la costa que conducía a Gaza y otra desembarcó en Madjal, más al Norte, mientras que una tercera partía desde Abu Aweigila, al Noreste de Berseba; algunas de sus unidades continuaban hacia las ciudades árabes de Hebrón y Belén, donde enlazaron con la Legión Árabe de Transjordania para ocupar posiciones situadas exactamente al Sur de Jerusalén.
Para detener a estas fuerzas, Israel envió a la Brigada Negev, al mando de Nachum Sarig, para operar al Sur de la línea Madjal-Beit Guvrin, a la vez que parte de la Brigada Givati, a las órdenes de Shimon Avidan, operaba al Norte de esta última. También había unos veintisiete poblados esparcidos por la zona, veintidós de los cuales contaban con menos de treinta defensores. Cinco de estos kibbutz estaban situados a lo largo de la costa, en la antigua Vía Maris. Los egipcios decidieron destruirlos totalmente antes de continuar su avance hacia Tel-Aviv con objeto de proteger su retaguardia y flancos.

Su primer objetivo fue Kfar Daron, un kibbutz de judíos ortodoxos situado a unos once kilómetros al Sur de Gaza. En la mañana del 15 de mayo, ocho tanques egipcios se aproximaron al kibbutz disparando sus cañones y seguidos por la infantería. Como no disponían de artillería, los treinta defensores no tuvieron más remedio que esperar a que el enemigo se pusiera al alcance de sus armas de menor alcance, y entonces abrieron fuego. Un cañón antitanque Piat, que había sido transportado hasta el kibbutz con éxito durante la noche, entró rápidamente en acción y muy pronto los tanques recibieron sus impactos, o, al menos, los que avanzaban en vanguardia. El resto de los tanques dio media vuelta para retirarse, exponiendo así a sus tropas a pie al fuego del kibbutz.
Mientras Kfar Daron sufría este ataque, otra nutrida columna egipcia atacó al kibbutz Nirim, que sólo disponía de cuarenta defensores, un poco más al Sur. Nirim perdió más de la mitad de sus hombres, entre muertos y heridos, pero rechazó al enemigo. Al día siguiente, los egipcios reanudaron el ataque, precedido esta vez de un bombardeo aéreo. Fueron rechazados de nuevo. Luego, se abstuvieron de nuevos ataques, limitándose a mantener aislado el kibbutz, castigando a la población con periódicos bombardeos de artillería y aéreos.

El modelo de Kfar Daron y Nirim iba a ser típico en casi todos los encuentros entre el enemigo y los kibbutz en todos los frentes del país.

Sin embargo, había un kibbutz cuya destrucción era vital para los egipcios, si pensaban proseguir su avance hacia Tel-Aviv. Este era Yad Mordejai, cercano a la carretera de la costa entra Gaza y Majdal, que interceptaba el enlace de estas dos bases egipcias.

Sin embargo, les costó cinco días de dura batalla vencer a los defensores, que, aun contando con los refuerzos de la brigada Negev, no sumaban más de un centenar de hombres. Poco antes del amanecer, el 24 de mayo, tras haber lanzado una desesperada llamada de socorro, con muchos hombres muertos y heridos, agotadas las municiones y su última ametralladora averiada, los defensores abandonaron el poblado, arrastrándose a través de las líneas enemigas amparados en la oscuridad, y cargados con los heridos. Aunque Yad Mordejai cayó en poder del enemigo, los cinco días de resistencia fueron verdaderamente cruciales. La resistencia contuvo durante esos días el arrollador avance egipcio, y mientras tanto, las I.D.F. pudieron reforzar sus defensas cerca de Tel-Aviv; enviar algunos refuerzos al Sur y traer al país armas más pesadas y algunos aviones de caza adquiridos antes del 14 de mayo; aparatos que iban a desempeñar un papel primordial en la batalla principal.

La más destacada fase de esta confrontación se inició el 29 de mayo, cuando las fuerzas egipcias se hubieron reagrupado después de la batalla de Yad Mordejai, y una columna equivalente a una brigada, equipada con unos quinientos vehículos, avanzó desde Madjal, atravesó Ashdod y se detuvo en el puente Ashdod, unos tres kilómetros al Norte. Las unidades de las I.D.F. en esta zona procedían de la brigada Givati y sus zapadores habían volado el puente la noche anterior. Con la columna detenida, el Cuartel General de las I.D.F. envió los primeros cuatro cazas Messerschmitt que acababan de llegar y se habían preparado rápidamente para la acción y el ataque. Fue la primera vez que los egipcios veían aviones de Israel y este nuevo factor convertía en vulnerable a la columna. También se hallaban frente a otra arma con la que Israel nunca había contado: artillería de 65 mm. que acababa de ser desembarcada y trasladada apresuradamente al frente de combate. Estos cañones bombardearon la columna, mientras que otras unidades de la Givati la hostigaban sin cesar. El destruido puente Ashdod, situado a sólo treinta y dos kilómetros de Tel-Aviv, iba a ser el punto más avanzado de los egipcios durante la guerra. Aunque detenidos y hostigados, los soldados de la brigada egipcia no habían perdido su capacidad de combate, y durante los días siguientes en todo momento buscaron objetivos en los alrededores. Fracasaron los ataques contra el kibbutz Negba pero tuvo éxito el realizado contra el Nitzanim, el 7 de junio.

Por entonces, y después de febriles esfuerzos realizados en las Naciones Unidas, resultó evidente que muy pronto se establecería una tregua, y así, cada bando intentaba desesperadamente mejorar sus posiciones antes de que dicha tregua llegara a ser un hecho. El más importante fracaso de Israel fue el inútil intento de ocupar el fortín policial de Irak Sueidan para romper la línea Este-Oeste que se extendía desde Majdal y atravesaba Sueidan, hasta Faluja. Esto significaba que el Negev se hallaba aislado de toda comunicación por carretera con el Norte.


Jerusalén y su pasillo al Oeste habían sido escenarios de continuas y duras luchas durante las cuatro semanas que terminaron en la tregua de junio. Los israelíes sufrieron graves pérdidas y algunos retrocesos de carácter muy serio. Podían figurar como tales la pérdida del barrio judío de la Ciudad Vieja y el fallido intento de tomar Latrun, en el extremo occidental del pasillo. Pero salieron de la difícil situación con una Jerusalén occidental intacta y con la posesión de un débil enlace con la costa. Los árabes consiguieron entonces varios éxitos militares, pero fracasaron en su principal objetivo: la conquista de Jerusalén occidental, cuyos 100.000 habitantes judíos se sostenían con un estricto racionamiento de alimentos y cuyas fuerzas disponían de escaso municionamiento.

El principal problema era la falta de agua. Las tuberías que conducían el agua a la ciudad desde Ein Fara, al Noreste, y desde Rosh Ayin en el Oeste, habían sido destruidas. Jerusalén tenia que sobrevivir con el agua almacenada en sus depósitos y en los millares de cisternas situadas bajo muchas casas particulares que se habían llenado, sellado y registrado al final del invierno anterior. La Guardia del Pueblo, (Mishmar ha-Am) formada por hombres de edad avanzada, se encargó de la distribución de las raciones de agua que hacia el final del asedio se habían reducido a unos siete litros diarios por persona; a pesar del constante bombardeo llevado a cabo por la Legión Árabe y por la artillería pesada egipcia desde los emplazamientos situados cerca de Belén y que causaron centenares de bajas en la población civil.

Hacia el final del asedio, la ración diaria de calorías se redujo a 900, nivel inferior a una dieta de "hambre". Los habitantes de Jerusalén complementaban su dieta con "khuseiba", el fruto de un arbusto común que se descubrió era comestible. La escasez de combustible también era crítica. Todo el tráfico motorizado se paralizó, pues se reservaba la gasolina para las operaciones militares y para las ambulancias, mientras que la corriente eléctrica sólo se suministraba a los hospitales, panaderías, algunas industrias vitales y al Cuartel General del Ejército. El combustible para uso doméstico ya se había agotado a principios del asedio y las comidas se cocían con leña. Todos los árboles de Jerusalén habían sido talados a este propósito.

El principal puesto judío en el Sur, el bloque Kfar Etzion, había caído en manos de la Legión Árabe el 14 de mayo. La mayoría de supervivientes fueron asesinados.

El 21 de mayo se registró un poderoso ataque llevado a cabo por unidades de la Legión Árabe y por los egipcios "Hermanos Musulmanes" contra Ramat Rachel, en el límite sur de Jerusalén, posición que cambió de manos tres veces en los cuatro días siguientes, siendo repetidamente conquistado durante el día y perdida de nuevo durante la noche. El día 25 los defensores, apoyados por una unidad de la brigada Harel, al mando de Itzjak Rabin, derrotó a los asaltantes en una batalla que duró todo el día. Los sucesivos intentos de la Legión Árabe por penetrar en la Ciudad Nueva fueron vigorosamente rechazados, a menudo en una lucha cuerpo a cuerpo, mientras que se destruían los vehículos blindados a corta distancia por medio de cócteles Molotov. El siguiente intento de penetración, quizás el más decidido, tuvo lugar cerca del convento de Notre Dame de France, el 24 de mayo. Cuando la tentativa fracasó, la Legión Árabe desistió y decidió reducir a la ciudad mediante el asedio y el hambre.

La posición más desesperada era la del distrito judío de la Ciudad Vieja, cerca del Muro de las Lamentaciones, cuya vulnerabilidad estratégica poseía enorme significado para el mundo judío. Los que vivían allí, en su mayoría personas de edad avanzada y dedicados a los estudios religiosos, en compañía de sus familias, estaban completamente rodeados por los árabes de la Ciudad Vieja y por las fuerzas de la Legión Árabe. Los judíos locales habían sido reforzados por unos ochenta miembros de la Haganah. También había algunos miembros del Irgun. El 16 de mayo, la Legión Árabe atacó desde todas direcciones, y aunque los judíos se defendieron con bombas incendiarias de fabricación casera, granadas de mano, metralletas y una reducida cantidad de explosivos, fueron obligados a retroceder de casa en casa a medida que cada una de ellas era destruida por el poderoso empuje de las tropas de la Legión Árabe. El 19 de mayo, mientras una compañía, de la brigada Ezyoni intentaba, sin éxito, penetrar cerca de la Puerta de Jafa, una unidad de la Harel se las ingenió para volar la Puerta de Sión y alcanzar el distrito judío; pero se retiró al día siguiente. Aumentó la presión de la Legión, pero fracasaron los intentos de reforzar a los defensores asediados. El 28 de mayo, se rindió el distrito judío, mientras que los soldados de Israel contemplaban la escena, sin poder hacer nada, desde el cercano monte de Sión.

Para romper el cerco de Jerusalén era esencial tomar Latrun "a caballo" sobre la carretera de la costa. Para esta tarea, el Cuartel General de Israel designó una unidad especial, la 7ª Brigada, al mando de Shlomo Shamir. Se componía de un batallón apresuradamente armado, con vehículos blindados y tanquetas que acababan de ser desembarcadas en las costas de Israel; un batallón de infantería formado por los nuevos inmigrantes que también acababan de llegar al país y que habían sido sometidos a un corto periodo de instrucción militar, usando armas de madera, en algunos campamentos europeos y en los campos de internamiento para los deportados de Israel, o inmigrantes ilegales en Chipre.

La 7ª Brigada entró en acción inmediatamente, sin tiempo para organizarse ni para conjuntarse como era debido. En el último momento se incluyó un batallón veterano de la brigada Alexandroni. Se inició un ataque con dos batallones el 25 de mayo; fue la brigada Alexandroni la que llevó a cabo el asalto frontal contra el puesto de policía de Latrun y el poblado, mientras que el batallón de los nuevos inmigrantes aseguraban el flanco derecho. El asalto debía haberse llevado a cabo amparado en la oscuridad de la noche, pero se produjo un retraso, y ya amanecía cuando se acercaron a las posiciones fortificadas de la Legión Árabe. Se perdió así el vital elemento sorpresa, y el asalto se efectuó bajo un fuego tan nutrido que se vieron obligados a retirarse sufriendo muchas bajas. La brigada lo intentó de nuevo el 30 de mayo, siendo relevado el batallón de la Alexandroni por un batallón de la Givati. Esta vez, el batallón blindado fue el que realizó el ataque principal y luchó bravamente hasta alcanzar el puesto e incluso consiguiendo penetrar en el patio principal del fortín. Pero los zapadores del batallón que debían volar el muro fueron destrozados por los proyectiles de la Legión y las unidades de infantería no pudieron llegar hasta allí. El batallón tuvo que retirarse.

El tercer intento de tomar Latrun tuvo lugar en las noches del 9 y 10 de junio, mediante la brigada Yiftah del Palmach, que reemplazó a la 7ª Brigada; operó, asimismo, el batallón Harel. Este ataque también fracasó.

Sin embargo, mientras tanto se había descubierto que era muy útil un enlace que existía entre Jerusalén y la costa. Se trataba de un camino duro y polvoriento, quebrado por un inclinado "uadi", en el que trabajaron noche tras noche centenares de hombres de edad avanzada para que pudiese ser utilizado para el tráfico de vehículos. Lo bautizaron con el nombre de "Ruta de Birmania". Ya antes de que terminaran las obras, con cinco kilómetros de dificilisimo terreno que aún separaba a los zapadores que trabajaban desde Tel-Aviv de los que lo hacían desde Jerusalén, esta ruta se utilizó para suministrar víveres a la sitiada Jerusalén, tarea que corría a cargo de los ancianos, los cuales cargaban sobre sus espaldas los sacos de harina hasta los camiones.

La apertura de la "Ruta de Birmania" se logró justamente a tiempo. Aunque los árabes lo ignoraban, así como la población de Jerusalén, a la ciudad sólo le quedaban raciones de pan y una última ración de harina para dos días. Cuando se estableció la tregua, la "Ruta de Birmania" ya podía utilizarse en toda su longitud y poco después se reanudó el suministro de agua a la ciudad.

Jerusalén quedaba unida al llano de la costa y sus días de asedio habían terminado


En el sector central, la estrecha faja costera en el Sharon estuvo gravemente amenazada durante las mismas semanas por los duros guerreros árabes palestinos en la curva de Samaria, amenaza acrecentada por los supervivientes irregulares del Ejército Árabe de Liberación al mando de Fawzi el Kaukji. Sus principales centros eran las ciudades de Nablus, Jenin y Tulkarm, punta de lanza que señala hacia la cercana Netanjah en la costa.

El 24 de mayo, una brigada blindada iraquí y dos brigadas de infantería ocuparon este triángulo y se prepararon para la ofensiva. Las fuerzas iraquíes habían empezado a cruzar el río Jordán el 15 de mayo, y ya se mostraban muy activas en la parte meridional del Valle del Jordán, al Sur también de los invasores sirios. Pero habían sufrido dos graves reveses al ser rechazados en el kibbutz Gesher y por una unidad de la Haganah en el Castillo de las Cruzadas de Belvoir, situado en dirección al Valle del Jordán. Cuando las fuerzas de la Legión Árabe maniobraron con sus principales efectivos en dicho triángulo, hacia los sectores de Latrun y Jerusalén, los iraquíes avanzaron. La defensa del Sharon se hallaba en manos de la brigada Alexandroni.

El 25 de mayo, los iraquíes trataron de avanzar hacia Netanjah, tomando un kibbutz y atacando a otros tres, cerca de Tulkarm. El kibbutz capturado fue recuperado por la brigada Alexandroni, al mando de Dan Even, y así se detuvo temporalmente el avance iraquí. El 29 de mayo, la brigada Golani, a las órdenes de Nacum Golan, penetró en el triángulo desde el Norte, tomando varios poblados, así como los reductos de Meggido y Al-Lajjun, puntos que ofrecían una buena base para iniciar un ataque contra Jenin. Este se llevó a cabo en la noche del 31 de mayo y 1 de junio por un batallón de la Golani y dos de la brigada Carmeli, al mando de Moshe Carmel. La brigada Golani capturó todas las posiciones enemigas del valle que conducían a Jenin, y durante la noche siguiente las unidades de la Carmeli se apoderaron de dos colinas clave situadas al Sudeste y Sudoeste de la ciudad. Entonces, los hombres de la Golani conquistaron la ciudad.

Sin embargo, como en ningún caso, las I.D.F. podían distraer fuerzas para iniciar una operación que les permitiese tomar el arco de la zona árabe, se decidió la retirada de Jenin. Esto se realizó el 4 de junio, y las unidades de Israel ocuparon posiciones defensivas en las pendientes meridionales del monte Gilboa. Poco después, una unidad de la Alexandroni capturaba el poblado clave de Qaqun, al Norte de Tulkarm. La única ventaja iraquí, antes de establecerse la tregua, era haber ocupado el manantial donde nacía el río Yarkon y la estación de bombeo situada en Rosh ha-Ayin.
En el Norte, los sirios penetraron en Israel exactamente al Sur del Lago Kinneret, y continuaron su avance en la noche del 15 de mayo con una brigada de infantería de choque, un batallón de vehículos blindados, un regimiento de artillería y una compañía de tanques. Frente a estas fuerzas, en el Valle del Jordán sólo había un grupo de kibbutz, cuyos miembros formaban una especie de guarnición de la Haganah y un batallón de la Haganah para la acción ofensiva, procedente de la brigada Golani. El objetivo sirio era tomar los kibbutz, cruzar el río Jordán y, después, proseguir con un avance relámpago hacia el Oeste cruzando territorio, en su mayor parte árabe, de la Baja Galilea hasta Haifa. Los primeros objetivos sirios fueron Zemah, Shaar ha-Golan y Massadah, los dos kibbutz más orientales de la zona. Aunque sufrieron graves pérdidas, los defensores judíos mantuvieron todas sus posiciones. El día 18, el enemigo atacó de nuevo Zemah con todas sus fuerzas y lo conquistaron, Shaar ha-Golan y Massadah habían sido evacuados poco antes. La línea del frente giró hacia Deganyah, el primer kibbutz que se había establecido en el país, en 1909.

El ataque contra Deganyah comenzó a primeras horas del 20 de mayo, a cargo de una compañía siria de infantería, cinco tanques y numerosos blindados, tras haber bombardeado intensamente el kibbutz. Consiguieron alcanzar el perímetro exterior y siguieron avanzando poco a poco. Los vehículos blindados que habían alcanzado las trincheras fueron destruidos por los Piats y cócteles Molotov.

La infantería se vio obligada a detener su avance ante el nutrido fuego de armas cortas. A mediodía, dos viejos cañones que habían sido traídos al país, fueron trasladados a Deganyah y entraron en acción contra las concentraciones sirias de blindados y unidades de apoyo. Aunque estas piezas habían llegado sin puntos de mira y, por tanto, su puntería no ofrecía ninguna seguridad, su inesperada llegada inclinó probablemente la balanza, pues, entonces, los sirios se retiraron y evacuaron también Zemah, para atrincherarse en las colinas del Este.

Prescindiendo de unas pequeñas escaramuzas, los sirios no atacaron más este sector y abandonaron así su primitivo proyecto de efectuar un avance relámpago hacia Haifa.

Mientras se reagrupaban, una sección de sabotaje de la Haganah voló una gran base de suministros, y de esta manera se consiguió que el ataque sirio se demorara. Sin embargo, el ataque se produjo el 6 de junio, dirigido contra Mishmar ha-Yarden, al Norte del Lago Kinneret. El ataque fue acompañado por un insistente bombardeo por tierra y aire del poblado. El ataque fue rechazado con enormes bajas por ambas partes, pero un nuevo ataque realizado el 10 de junio tuvo éxito; de manera que la tregua sorprendió a los sirios con un pie al otro lado del río Jordán.

El mismo día, Ein Gev, entonces el único kibbutz judío en la costa oriental del Lago Kinneret, rechazó un violento ataque del enemigo, y lo hizo de nuevo al día siguiente, a pesar de la tregua. En consecuencia, el alto el fuego sólo se hizo efectivo en aquel sector el 12 de junio.


La ruta de invasión elegida por el Ejército Libanés se extendía a través de Malkiyah, exactamente al Oeste del fortificado puesto de policía árabe de Nebi Yusha, en el cerro que dominaba el valle Huleh. La defensa judía en este sector estaba a cargo de la brigada Yiftah. En la noche del 14 al 15 de mayo un batallón de la Yiftah atravesó a pie las montañas y se dirigió hacia la frontera libanesa, bordeó el fuerte Nebi Yusha y, sin descansar, se lanzó al ataque contra Malkiyah y el cercano Kadesh, portillo oriental del Líbano a Israel.

Ambos puntos cayeron tras enconada lucha. Pero, al día siguiente, los libaneses iniciaron un decidido contraataque y los hombres del Palmach se vieron obligados a retirarse y ocupar posiciones entre la frontera y Nebi Yusha.

El día 18, el Palmach atacó de nuevo Malkiyah y sorprendió al enemigo al aproximarse por su retaguardia, desde el interior de territorio libanés. Malkiyah se rindió.

En la Galilea Occidental, la brigada Carmeli, preparada para contener una posible invasión libanesa a través de Rosh ha-Nikrah, en la costa, despejó el camino que se extendía desde Haifa hasta la frontera y tomó Acre el 17 de mayo. Más tarde, la Carmeli operó en el Valle del Jordán y en el Valle de Jezrael, al Norte de Jenin.

El 6 de junio, simultáneamente con el ataque sirio contra Mishmar ha-Yarden, una fuerza combinada de dos brigadas, de sirios, libaneses y el reorganizado Ejército Árabe de Liberación de El Kaukji, atacó Malkiyah y liquidó a la pequeña guarnición israelí que había permanecido allí. A través de este hueco se introdujeron varias unidades del Ejército Árabe de Liberación que, inmediatamente, procedieron a consolidar sus posiciones en la Galilea Central, muy poblado por los árabes, donde aún continuaban cuando entró en vigor la tregua.

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